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¿Sabías que?
En el antiguo Egipto se utilizaron palancas, poleas y planos inclinados para construir las Pirámides y las esfinges.
En las comunidades primitivas, al agruparse para cazar, los humanos se empezaron a organizar y, gracias al uso de las máquinas simples compartían el trabajo cuyo beneficio era compartido por todos. Para organizarse necesitaban comunicarse, esto permitió
el desarrollo del lenguaje.
Muchas herramientas de uso cotidiano son máquinas simples. El balancín, las tijeras, las tenazas, los alicates, los remos o la catapulta son palancas de primer grado. La carretilla y el cascanueces son ejemplos de palancas de segundo grado. Y, el quitagrapas
o la pinza de cejas son ejemplos de palancas de tercer grado.
En el cuerpo humano también tenemos mecanismos que semejan máquinas simples, por ejemplo el conjunto tríceps-codo-antebrazo formaría una palanca de primer grado, mientras que el conjunto: codo-bíceps-antebrazo o la articulación temporomandibular serían
palancas de tercer grado.